lunes, 30 de mayo de 2016

Resistiré


Resistiré, aunque me duela el alma
Resistiré aunque el cansancio haga mella en mí
Resistiré porque no podría hacer otra cosa
Y aunque pudiera siempre pensaría  en tí

Y me pondré el mundo por montera
Y nadaré aunque no me pueden fuerzas
Resistiré porque te quiero de mil maneras
Aunque ya no sea lo que antes era.

Y vamos a cogernos de la mano
Y vamos a retar al diablo
Y vamos a mirarnos cara a cara
Y a pensar que nos da igual el mañana

Que te quiero, no lo dudes

Que estoy a tu lado, no me iré.

Por eso y por los míos resistiré.


jueves, 26 de mayo de 2016

El Becario

Voy a hacer una selección de películas que a mi me aportan algo para reflexionar.

Hoy le toca el turno a la película "El Becario", el otro día la ví y he de decir que me gustó, podría decirse que cuando veo película moña al canto me tiro de cabeza, y sería verdad. En este caso me llamó la atención que uniesen a Anne Hathaway y a Robert de Niro en una misma película, porque tampoco es que Anne H, haya interpretado nunca papeles demasiado profundos, pero en este caso me gustó. Primera porque el entorno es muuuy de mi gusto: Brooklyn, oficinas en naves que parecen abandonadas pero que lo de dentro es súper cool de Estambul, maridos que son encantadores amos de casa sin reproches (aunque esto último tiene sorpresa), vamos, que me gustan a mi esas cosas!, si a eso añadimos ropa bonita y cómoda, pues mejor que mejor.


En la película se trata de un jubilado que se convierte en becario de la susodicha y acaba cambiando su percepción de las cosas, que sí, que está muy lavado ese tipo de pelis, pero yo, que soy así de profunda le vi el lado más emocional de la cuestión, y os explico...
En primer lugar es muy duro que una persona sienta que todavía puede aportar algo a la sociedad, y que por edad o por condición física se le limite.
Esto en mi entorno se ha dado el caso, y no es fácil tener que decirle a esa persona que ya no puede hacer nada, que su vida útil (laboralmente hablando, claro) ya ha acabado y que tiene que adaptarse a una vida con una potencia infinitamente inferior.
Una rutina de vida donde, aunque lo intenten, ya no es lo mismo. Pero en esta etapa, como en todas en la vida, hay un proceso de adaptación, en el que tienes que valorar otros aspectos como el tiempo libre con el que hacer cosas que te gusten y te aporten nuevas experiencias, ya sea un curso de inglés, un bono en el gimnasio, o clases de baile... Nunca hay que aislarse, también se puede aprovechar ese valioso tiempo para cultivar y cuidar las relaciones afectivas, familia, amigos, etc.
El tiempo pasa y hay que aprovecharlo de manera que nunca, jamás, te arrepientas de no haberlo hecho.
Escucha música
Lee
Escribe
Tómate una cervecita con un amigo
Viaja...

Y haz todo lo que tu cuerpo o tus condiciones te permitan, porque nadie sabe cuando acaba este trayecto, por lo cual, lo mejor será que disfrutemos del viaje.

Vive intensamente, mientras puedas.

Un abrazo

miércoles, 25 de mayo de 2016

Desmontando el "Método Kondo"

A petición popular voy a hacer un análisis bastante crítico del método Marie Kondo, y su libro "La Magia del Orden".


A ver, tengo que decir que no me lo he leído entero porque yo soy muy de dejar las cosas a medias, y me canso sólo de leer como esta chica, que es una muchacha obsesionada por el orden desde pequeñita (que mira que es difícil, pues esta niña en vez de desastrar le ordenaba los armarios a su madre... Tomad ejemplo niñas mías!), y que le ha dado por tirar todo lo que se menea.
Pero no lo tira así a lo tonto, nooo. Se pone a despedir al trasto en si, agradeciéndole el tiempo que ha estado a su lado. Ya me veo yo, una vieja decrépita despidiendo mi último trasto antes de morir. Bueno, no, no me veo porque me parece una soberana chorrada.

Pues bien, ahí que me pongo yo a ordenar el cuarto de juegos de mi pequeño demonio con patas, que es igual de trastera que su madre. Y a ver como lo explico para que me podáis entender... No he visto en mi vida una sensación tan de que "voy a explotar en plan bomba racimo y me voy a cargar a esta niña".

Ese cuarto de juegos que tu has arreglado la mar de "rebonico" siguiendo o copiando fotos de Pinterest (otro sitio que no tenéis que mirar, Pinterest, uff, de ahí no puede salir nada bueno), y tu hija ha pensado que es un estercolero donde hacer y deshacer a sus anchas en plan cueva de los horrores.

Empiezas el método y dices, tiraría la muñeca que tiene pintarrajeada la cara pero como ha costado cincuenta pavos, a la cesta, este playmobil no tiene mano, pero seguro que si lo guardo podré arreglar otro que se quede sin mano... Al final acabas reordenando los trastos, que todo hay que decir, quedan fenomenal ahí bien colocaditos.
Tal y como nos dio en su momento por la felicidad (como conseguirla, como mantenerla, etc.) ahora nos ha dado por el orden.
Estamos muy tontos, desde que el mundo es mundo nos ha gustado tener las cosas en orden, pero ha tenido que venir la japonesa para enseñarnos a meter nuestra casa en vereda, porque eso si que es verdad, los orientales tienen un gen que les enseña desde pequeñitos a acoplar cosas en sitios muy pequeños.
Pero nosotros como buenos occidentales somos normales y acumulativos, porque podemos, tenemos espacio (no como ellos, jeje).
Y ahí está esta chica, más feliz que una perdiz enseñándole a todo el mundo como tiene que ordenar su casa y que por vagancia pura y dura no lo hace.
Y es que reivindico el derecho a ser desastre, a tumbarte en el sofá después de cenar en vez de dejarte la cocina como los chorros del oro, de no planchar si no es total y absolutamente imprescindible...

Aún así, como soy una moderna, pues yo os explico aquí las ultimas tendencias frikis que me encuentro.

Y que decir que me es totalmente imposible mantener lo ordenado hasta que mi descendencia no se independice... Ahí lo dejo.

Un abrazo "Kondo"

jueves, 12 de mayo de 2016

Empatia

Empatía, bonita palabra, es el hecho de saber ponerse en el lugar de otras personas, de comprender sus sentimientos sin juzgarlos, de acompañar sin ni siquiera hacerse notar.
En cierto modo en este blog se desarrolla mucho la empatía, y eso es muy bueno, porque al ponerte en los zapatos del otro seguramente tu vida no está tan mal, o a lo mejor la vida del otro tampoco es tan genial como parece... Piensalo.

Nunca se es demasiado empático, a pesar de que a veces se puede llegar a pensar, ya que no todo el mundo agradece igual, ni todo el mundo valora de la misma manera el buen hacer o el buen sentir de los demás.

En mi casa, dada mi condición de empátiquísima (que no simpatiquísima, aunque eso tambien, jeje) siempre me han hecho ver que era un ser cómo medio hippie, que el mundo real no es así y que la vida me iba a hacer aprender mucho a base de desengaños.

Sí, la vida me está haciendo aprender mucho, en este Máster de Universo de más de cinco años que llevamos con la ELA y otras sorpresas de la vida, he aprendido a sonreir cuando tengo ganas de llorar, a bromear cuando la rabia me invade, de callar cuando quiero gritar... En esta vida que, como me dijo mi madre un día, viviré muchas vidas y de distintos colores y sabores, ahora estoy saboreando el amargo. Pero sé que no siempre será así.

Esta semana nos ha llegado una rampa de acceso para el vehículo, porque, para la gente a la que su economía no le permita comprar un coche adaptado también es posible esa alternativa, una rampa plegable que se une al maletero y sube la silla eléctrica. Estoy un poco esperanzada en que esta solución animará un poco a Israel, ya que, este último mes su debilidad es más que patente y está bastante desanimado.

Soy muy honesta, tengo muchísimos defectos, pero una de mis virtudes, de la que estoy tremendamente orgullosa es de que soy muy honesta, conmigo misma y con los demás.
Jamás estaría con alguien por lástima, nunca. En este caso llevo desde los 16 años con el amor de mi vida, hemos pasado situaciones y etapas de todo tipo, y hoy por hoy puedo decir que es como la mitad de mi ser, cada vez que flojea, flojeo yo, cada vez que esta triste yo lo estoy también. Y es muy duro vivir esto, vivir la degradacion y limitación progresiva y constante del ser que es tu compañero de vida.

Pero no me dejaré caer, no bajaré los brazos, no voy a dejar de luchar por la estabilidad de mi familia y por su bienestar, no me puedo permitir caer en la dejadez y en la sumisión de aceptar que se va a acabar sin haber peleado como una fiera, porque me lo debo a mi, a nadie más.
Lo hago por mi, egoístamente, por conseguir una paz que sé que va a tardar en llegar, quizás no llegue nunca.

Vengo de una familia muy luchadora, ante las adversidades, muy luchadora, ante los desengaños, muy luchadora, ante las decepciones... Y muy tozuda para seguir intentandolo a pesar de todo. Y espero haber heredado esa cualidad.

Y esto es lo que hay, pero vamos a seguir ahí.
Porque la vida valga la pena vivirla...


Un abrazo "empático".



martes, 3 de mayo de 2016

Living la vida loca

Me gustaría decir que todos los días lo llevamos bien, que somos alegres por naturaleza y que nunca pierdo los nervios ni la esperanza... pero mentiría.

Sé que a veces hasta yo misma me sorprendo de nuestra energía para vivir la vida loca, que viene con una resaca de sobre esfuerzo que me deja totalmente exhausta.

Y es que querer que todo el mundo sea feliz las 24 horas del día llega a ser realmente agotador. Querer cumplir con las expectativas auto-impuestas es demasiado incluso para mí.

Esta semana he empezado cabreada con el mundo, porque a veces quiero que todo vuelva a ser normal, poder discutir con mi pareja sin sentirme fatal después, poder volver a ser yo, y no la "pobre chica".

Hoy me apetece revolcarme en mi desgracia, disfrutar de mi auto compasión y decirme a mi misma que mi vida es una mierda, hoy me voy a permitir ver la puta realidad.

Hoy no tengo esperanza, porque no me la han dado, y por muy cruel que suene sé que si todo cambia, cambiará a peor.

Hoy quiero abandonar la casa, como el famoso reality... Pero mi vida es esto, y esto es real como la vida misma.

Y es que la felicidad o ese estado que yo llamaría más bien paz interior sólo la puede conseguir uno mismo trabajando en sus emociones, calmando su ira y su frustración, adaptándose a los cambios de la vida, pero es inevitable que a veces te superen las circunstancias, te invada la tristeza, y hay que dejarla pasar, pero no dejarla quedarse.
Que es normal, que según qué acontecimientos desestabilicen tu universo y te hagan replantearse toda tu vida.
Entonces tienes que meditar, sentarte en una posición cómoda, respirar y cerrar los ojos, poner una vela de olor o incienso y respirar profundo.
Analizar la situación y agradecer todo lo positivo que hasta la más mala de las situaciones tiene, y también algo que a mi me ayuda es preguntarme qué es lo que estoy aprendiendo de esta mala experiencia, que me aporta como persona, si me hace más fuerte, si me hace conocer mejor a las personas... Y por supuesto como persona positiva que soy pensar que quizás hoy estoy en el túnel, pero que voy a ver la luz, eso seguro.

Así que, de verdad, da igual lo malo que te pueda estar pasando siempre al final del túnel llega la luz.

El otro día tuve una de esas conversaciones profundas con mi churri, y él, que siempre ha sabido la realidad de su enfermedad y su esperanza o desesperanza de vida, ha tenido como es normal sus momentos de bajón, pero siempre ha tenido muy claro que aunque vaya a vivir media vida (como dice él) está contento con lo que ha conseguido, ha logrado ser padre, sentir el amor más profundo, se ha superado trabajando y estudiando, ha viajado y se lo ha pasado muy bien (y sigue haciéndolo a pesar de todo).
Está en paz consigo mismo y eso es lo que cualquier persona debe aspirar en la vida. A ser buena gente y a dejar un bonito legado en forma de recuerdos.

Y yo, aunque es muy duro tener estas charlas sé que me hacen bien, que me dan paz, que le quiero y sé que no se puede hacer mejor.

Un abrazo

No era a esto a lo que vinimos

Cuando era pequeña, era una niña buena, sí, de esas niñas que obedecen cuando se les manda, que calla cuando los mayores hablan, que respeta...