sábado, 30 de junio de 2018

Renovarse o morir

Y después de tanto tiempo, aquí me encuentro, sentada en la playa, mirando el cielo azul.
Despidiéndome de un pasado que ha dejado de doler, aunque a veces pellizca para que no olvide que todo existió... el amor, la pasión,el sufrimiento, el dolor... Todo existió, y tuvo que ser así, para que hoy esté aquí, sentada en la arena, en este preciso instante, serena.
Y sintiéndome pequeña, en un mundo tan grande, después del peor año de mi vida, el año que me ha dado la vuelta, que me ha hecho luchar contra todos mis demonios, y el año que me ha hecho más fuerte a base de intentar debilitarme cada dia, con una canción, con un recuerdo, con un olor...
Pero ya pasó, y lo dejo atrás, me vine lejos, a la isla de lo que yo llamaré los nuevos comienzos, la isla donde cierro un ciclo que fue muy duro de vivir pero más necesario de cerrar.

Y que nadie juzgue mi vida, y que nadie me aconseje, y que me dejen ser persona, y poder caerme y levantarme.
Lo que he vivido, para mi queda, no seré jamás la persona que fui, ya que aprendí lo que en dos vidas, ya no tengo miedo, lo peor es la muerte, y a estas alturas, ya nada me detiene.
Quiero mucho, sin medida, sin pensar... y ahora me toca quererme a mi, más que a nadie, más que nunca.
Dejo atrás mi pasado, es donde debe estar, no soy un árbol... me muevo, crezco, siento, sufro, rio... No soy un árbol.
Y es el momento de moverse, de brillar, de sentir, de disfrutar de una paz que se antoja tan efímera.
Y siento una enorme gratitud hacia las personas que me han acompañado en este proceso, que sé que se emocionan pensando en mi, y en él. Lo sé.
Por supuesto, a mis hijas, que comienzan conmigo una nueva vida, en la que tenemos que volver a crear una maleta bonita de recuerdos, desde hace un año, solo las tres.

Y no podría terminar de cerrar el círculo sin nombrarle a él, mi luz...
Él me ha acompañado cada dia, incluso cuando decidí que ya estaba bien de sufrir.
Él, con su sonrisa de medio lado, su mirada de pillo, el recuerdo de sus palabras, de nuestras últimas conversaciones.
ÉL, Siempre él.
Nunca adios, imposible, te llevo en la piel.
Pero sí tengo derecho a un nuevo comienzo, a crear una vida llena de paz y amor, de colores y risas, de estrellas y mar.
Tengo derecho a ser feliz, y voy a poner todo de mi parte en ello.

Todo tiene su tiempo, y éste es el de comenzar de nuevo, porque una vida son muchas vidas. Y sé que todo va a ir bien. Y si no va, pues volveré a intentarlo.

Un abrazo renovado

jueves, 21 de junio de 2018

Lo que pudo ser y no fue

¿Por que hoy? Junio fue duro, el día 4 él hubiese cumplido 47 años, el día 19 haría 19 años que estábamos casados y hoy día 21 es el Día internacional de la enfermedad que me lo arrebató, la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Todo son fechas de lo que pudo ser, pero ya no es.

¿Y por qué recordar todo, si todo me hace sufrir? Porque también en ese tiempo tuve dos hijas, viví en dos casas y usé tres coches. Porque viajé tanto que me dolieron el culo y los antebrazos de tanto conducir. Pero a cambio mis hijas nunca olvidarán los últimos años de su padre. Y porque a pesar de todo me sentía completa y me sentía feliz.

Ahora me siento como esa pieza de puzzle que se pierde y que no encajará en ningún otro puzzle más. Solo en el que debía de ser, y ya no es.

Una vez, mi hija pequeña quiso que su padre la subiese a hombros, en fallas, como los demás niños... Y no pudo. Jamás me quitaré ese recuerdo.

Últimamente escribo poco, porque lloro mucho cuando lo hago. Pero esto va a cambiar en breve, porque se lo prometí. Y lo prometido es deuda.

Un abrazo sentimental

No era a esto a lo que vinimos

Cuando era pequeña, era una niña buena, sí, de esas niñas que obedecen cuando se les manda, que calla cuando los mayores hablan, que respeta...