domingo, 9 de abril de 2017

Morir bien

Esta semana me ha llegado la noticia del suicidio de Jose Antonio Arrabal, enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, y con ello el inevitable debate acerca del derecho a una muerta digna y a la legalización de la eutanasia.
Es impactante ver como una persona tiene las ideas tan claras y con la seguridad que habla y ejecuta su propia muerte.
Cuando le comento a mi marido la noticia y ve el vídeo me dice "pues si está mejor que yo! Habla, mueve la mano y no tiene dolor... Lo principal, no tiene dolor".
He de decir que nos ofrecieron salir en los medios para opinar acerca de esta noticia, pero bajo mi punto de vista se tiene que ser muy prudente en estos casos, y pensar bien lo que se dice, ya que puede influir de una manera u otra en demasiadas personas, que viven con desesperación una enfermedad.
Si esta semana o este mes, o durante estos últimos seis meses alguien le pregunta a Israel su opinión acerca de este tema, su respuesta va a ser que se quiere morir, que quiere dormir y no despertar, que quiere acabar con su sufrimiento y el nuestro, que quiere que todo esto acabe... Esas son sus palabras...
Perdió la ilusión por vivir, la ilusión por estar y disfrutar de su familia, aunque solo sea de mero espectador.

Y yo... ¿como reacciono yo ante esto? Pues me enfado, me da mucha rabia, mucha... Le canto las cuarenta, y las cincuenta también, le pongo las pilas.
Mi familia me dice "déjalo, si él ya no tiene ganas..."
Pero yo le sigo viendo como mi marido, que a nadie se le olvide, es un enfermo de ELA, pero es mi marido, el padre de mis hijas y el amor de mi vida, y me decepciona que deje de luchar por nosotras.
Quiero que se vaya cuando el destino diga, de la manera más suave y plácida que pueda existir, pero no quiero que deje de luchar por la vida, aunque a él ya no le quedan fuerzas ni ganas.
Hay un libro que refleja perfectamente como me siento, que también tiene película, es este:

En el se habla del derecho a una muerte digna, un suicidio asistido, que en Suiza está legalizado pero en España no.
Mi punto de vista es este: si estás en el mar de la vida, has de seguir nadando, y disfrutar del nado, porque sino lo haces es como si ya te hubieses hundido, y no tiene caso seguir.
Los enfermos de ELA tienen una sentencia de muerte con cada diagnóstico, por desgracia en este momento esto es una realidad.
Esa es mi postura, pero claro, yo no soy la enferma, yo no tengo dolor las 24 horas del día, yo no necesito ayuda para espantar una avispa que al final acabe picándome por no tener fuerzas para moverme, yo no me desvelo porque tengo frío en los riñones y no puedo mover la sábana, yo no he perdido el placer de comer un bocata de calamares y saborear una cerveza fresquita,  yo no necesito ser duchada, lavada, vestida, peinada, etc.por una tercera persona... Yo no soy él... Sino, la cosa cambiaría.
Desde aquí, todo mi apoyo a la legalización de la eutanasia, y el derecho a todas las personas a decidir que hacer con su vida, siempre, en todos y cada uno de los ámbitos posibles.
Te quiero mucho, cariño, y estaré a tu lado siempre, en todas tus decisiones, aunque no las comparta.

Un abrazo

No era a esto a lo que vinimos

Cuando era pequeña, era una niña buena, sí, de esas niñas que obedecen cuando se les manda, que calla cuando los mayores hablan, que respeta...