martes, 27 de diciembre de 2022

No era a esto a lo que vinimos

Cuando era pequeña, era una niña buena, sí, de esas niñas que obedecen cuando se les manda, que calla cuando los mayores hablan, que respeta todo el rato, de las que no da guerra... Y no hace ruido.

Así seguí, sin hacer demasiado ruido, sin llamar demasiado la atención, sin decir muchas veces lo que pensaba, guardándolo en mi enorme cajón de palabras sin decir.

Siendo buena... Que no tonta. Pero si extremadamente prudente, la prudencia, a veces se puede confundir con la cobardía, sí, no dices lo que piensas por miedo a la reacción, por miedo a no ser aceptado, a no ser querido, y sobretodo por miedo a ser tú. 

No vinimos a este mundo a ser fotocopias, vidas marcadas por las vidas anteriores, sin atrevernos a ser nosotros mismos para no decepcionar a quien quieres, porque crees que si dices lo que eres o lo que piensas en realidad a lo mejor los demás te tiran piedras o te arrojan a la hoguera. 

Y eso no es así, al menos ya no es así.

No vinimos a este mundo a ser clones de generaciones pasadas, con otros ímpetus, otras inquietudes, otras necesidades.

No vinimos a las luchas de géneros, sino al amor de géneros, no vinimos a la eterna rivalidad sino a la colaboración y la apoyo, no vinimos al odio, al racismo, al clasismo, y otras muchas injusticias que vivimos a diario por desgracia.

Vivimos en una época maravillosa, donde todo se puede, y a mí parecer todo se desaprovecha.

Se desaprovecha la vida, el tiempo, ese maravilloso regalo. En un país donde la esperanza vida es de 80 años si todo va bien (85 en las mujeres) , más de 31.000 días de vida aproximadamente ¿Cuántos han pasado ya? Toma conciencia de este hecho.

Toma conciencia de que esto que tienes hoy, si, esto mismo, es efímero. 

Así que agradece, agradece que no estás en la cara menos amable de la vida. Y si estás pasando un momento malo, tampoco será para siempre, recuerda, tienes más de 31.000 días si todo va bien. Y eso implica que haya de todo, bueno y malo. Y es normal.

Vinimos a ser felices, principalmente, a cubrir nuestras necesidades fisiológicas, físicas, mentales, sociales y emocionales. 

¿Lo demás? Todo ese consumo agresivo, ese postureo, esos roces, críticas, odio, rencor, ese llenar la mente de tonterías, ese "pasar el tiempo" y no disfrutar del tiempo... 

Lo demás no importa.

Importa la vida.

Vinimos a vivirla, a gozarla, a sentirla, a disfrutarla, a sufrirla, a decir lo que quieres decir, a estar con quien quieres estar, a reír, a bailar, a todo... Vinimos a todo.

Que no se nos pase la vida en nada.

Un abrazo


No era a esto a lo que vinimos

Cuando era pequeña, era una niña buena, sí, de esas niñas que obedecen cuando se les manda, que calla cuando los mayores hablan, que respeta...