Hoy me levanté y me sentí libre, miré al cielo, todavía con la luz tímida del alba, disfrutando del fresco de una mañana que se prevé calurosa, y sentí paz.
Y es que este tiempo sin tí he aprendido tanto, sobretodo de mí.
He aprendido que puedo luchar con dragones y que nadie, jamás, me va a encerrar en mazmorras.
Que la vida es eso que va pasando mientras piensas que todo es una mierda, pero sabes que en el fondo, aunque tarde, todo va a mejorar.
He aprendido que soy más fuerte de lo que nunca pensé, más lista de lo que la gente cree y que hay que dejar que todo caiga por su propio peso.
Que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado.
Que hay personas que se bloquean ante ciertas situaciones y, está bien, no es por tí. Sólo son así.
Que la vida es injusta, y no se puede hacer nada para evitarlo.
Que lo del karma es una puta mentira.
Que ser buena no es ser gilipollas, aunque mucha gente lo piense.
También he aprendido a acostumbrarme a la vida, tal y como es, y que no puedo tener el control de todo.
He aprendido muchas cosas en este tiempo...
Que yo sola puedo... Y si no puedo al menos lo habré intentado.
Que la sonrisa y las buenas formas abren más puertas que la hostilidad.
Que la nostalgia y el recuerdo bien llevados no tiene por qué doler.
Que hay amigos que están siempre, y que aunque no estén cerca siempre están presentes.
Que el amor mueve montañas... Y que los kilómetros a veces parecen centímetros, y viceversa.
Que la vida la mayoría de las veces es un ejercicio de supervivencia.
Y bueno... aquí andamos... sobreviviendo.
Un abrazo.
B.S