sábado, 23 de septiembre de 2017

Auto compasión pura y dura

De nuevo por aquí, me paso un momentito, a tomarme un té verde virtual con vosotr@s, necesito contar este momento de mi vida, y sé que muchos de los que me leéis vais a saber bien de lo que hablo.

El proceso de duelo está resultando un poco más duro de lo que pensaba, y por lo visto soy menos fuerte de lo que creía.
Los días que me levanto exultante de energía me dan miedo, porque vienen antes de días terribles en los que no soporto pensar la idea de que mi vida vaya a ser así para siempre.

Hay días en los que no soporto mi nueva vida, pero sé que tengo que hacer un ejercicio muy intenso por seguir con ella, por mi y por mi familia, que ahora ya no somos "felices los 4" como dice Maluma, baby.

Mis hijas me están dando una lección de vida muy grande estos días, sobretodo por la gran adaptación que están demostrando tener, mucho mejor que la mía. Y en hacerme ver que somos una bonita familia de tres en la que nos vamos a cuidar las unas a las otras. Estos días me están cuidando ellas a mi, porque estoy pasando un momento demasiado bajo, el más bajo que he tenido desde que mi costillo se fue.

La mente es verdaderamente traicionera, o es que la mía quiere que no deje de sufrir de por vida, pero esta semana estoy teniendo un curso intensivo de AUTOCOMPASIÓN. Si, esa sensación de que te revuelcas en lo malo que te ha pasado desde que la matrona te dio la palmadita en el culo al nacer. Pues así estoy, que me acuerdo de todo lo malo que me ha enviado el universo, y lo peor, para no sentirme sola, le recuerdo a mi familia todo lo malo que les ha pasado a ellos. Si, lo sé, eso no está nada bien, pero nada nada.
Menos mal que me quieren, que sino...

Mi familia me conoce, sabe que igual que me hundo, resurjo, pero si es verdad que esta vez me está costando un poquito más.
He pasado distintas fases, la primera fue de vacaciones de todo lo que había pasado, y esa fue la mejor, no la entendía, incluso me sentía mal por sentirme bien... no sé si me entendéis.

La segunda, fue la aceptación de la realidad y entrar de nuevo en la rutina con mis hijas, esa fue difícil, pero he tenido muchíiisima ayuda de mi familia, que los amo, que son mi muro en el que apoyarme (yo no necesito un pilar, necesito un muro) siempre y que siempre están ahí por muy insoportable que esté. Y os lo aseguro, yo a veces me pongo muuy insoportable, pero mucho, y de mis amigas que lo han dado todo y más por estar ahí. ¿Puedo decir otra vez que las adoro? Pues lo digo, ya está. además ellas siempre lo dan todo, es lo que tienen, que son estupendas.

Pero esta tercera, ay! esta tercera fase no me gusta nada. Me está hundiendo de una manera muy mala. Me está trayendo imágenes, conversaciones, momentos, fotos, bailes, videos, sensaciones... me está moviendo mi universo, que ya de por si estaba bastante mareado ya.

Y todo esto ha explotado por la sencilla razón de la puñetera limpieza de armarios, fatal, este año las cajas las voy a guardar empapadas de lágrimas, me niego a desprenderme de muchas cosas, pero para avanzar debo desprenderme de otras, y me jode, me jode que no veas.
Y es que el otoño es lo que tiene, reflexionando, me he dado cuenta, que tal y cómo toca en otoño yo también voy a desprenderme de lo malo, sólo de lo malo (bueno, y lo bueno lo guardaré en un cajón hasta que tenga fuerzas de poder valorarlo con una sonrisa y no con las cataratas del Niágara), y voy a empezar a aceptar las cosas de una manera madura.

Voy a cuidarme y llenar este vacío que ahora me invade, voy ocupar mi tiempo mucho y bien, a tener la determinación de, por fín, poner en marcha proyectos que esperaban desde hace tiempo el momento idóneo para sacarlos, y a ir avanzando muy poquito a poco pero sin mirar excesivamente para atrás.
Porque es el momento de seguir, y de seguir fuerte, valiente, y sentirme bien para poder avanzar.

Y sé que lo voy a conseguir, porque nada me retiene.

Vamos que este bache lo paso, pero joder, que agujetas me está dejando!

Muchas gracias por seguir aguantándome.

Un abrazo







No era a esto a lo que vinimos

Cuando era pequeña, era una niña buena, sí, de esas niñas que obedecen cuando se les manda, que calla cuando los mayores hablan, que respeta...